Estaba corriendo por un camino de tierra de color púrpura, pedregoso y con pequeñas plantas grises a los lados. Era de noche pero la luz de la luna llena iluminaba todo el paisaje; habían árboles, hojas caídas en el suelo, algún que otro charco y hasta un pequeño manantial al fondo. Todo tenía un aspecto increíblemente mágico.
Aún corriendo no me sentía cansado sino aterrorizado, corría como nunca antes había corrido.
Algo me perseguía, algo grande y pesado, notaba el temblor de la tierra en los pies, cada vez era más fuerte y hacía más ruido. Era un sonido característico, ramas y hojas que se aplastan, piedras que salen disparadas y chocan contra otras. PUM PUM PUM!!
Giré la cabeza pero no pude ver nada y seguí corriendo hasta que llegué a un corte de tierra enorme, una brecha de unas decenas de metros de largo que cortaba el camino. Miré a un lado y a otro pero no logré ver nada más que oscuridad, me volví a girar y entonces lo ví.
Era tan alto como un edificio de 3 pisos, tenía pelo por los hombros, pecho, brazos y manos. En lo siguiente que me dió tiempo a fijarme fue en sus ojos rojos y grandes colmillos; venía con la boca abierta y babeando, a una velocidad increíble. PUUMM PUUUMM PUUMM!!!
Me asomé al abismo, no pude ver el fondo y el tiempo se me acababa, tenía que decidir que hacer. Me giré hacia eso que venía hacia mi, lo tenía claro, moriría luchando.
Empecé a correr hacia él y el choque fue tremendo; salí despedido como quince metros, noté como crujían mis costillas y se me dislocaba el hombro al aterrizar en la roca, sentí un dolor agudo y fuerte.
Abrí un ojo y ví como aquel bicho me buscaba, intenté ponerme de pie pero el dolor en las costillas era insoportable. Me costaba respirar y noté que tenía mojada una parte de la cabeza, al tocarme la mano se manchó de algo oscuro. Aguanté la respiración y me puse en pie y aquello me vió de nuevo. No podía abrir el ojo izquierdo, pero pude ver como venía hacia mí, escuché un grito repugnante acompañado del PUUUMMM PUUUUMMMM!! hasta que lo tuve encima y todo se oscureció. Silencio.
Me desperté en mi cama y se me había dormido el brazo de estar en mala postura, tenía ese molesto calambre que te hace cosquillas por la falta de sangre.
Estuve un par de minutos moviendo el brazo y pensando que lo importante no era que la Bestia me había destrozado, si no que me enfrenté como pude en lugar de saltar por el precipicio.
Que por una vez fuí valiente, aunque fuese en sueños.
Parece una escena de una película de ciencia ficción... muy bien pequeño hombre viejo :P
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