lunes, 30 de abril de 2012

¿Quién me ha robado el mes de abril?


Quitando la primera semana he estado de bajón perpetuo todo este puto mes. Problemas de todo tipo, recuerdos, sensaciones, personas que vienen y otras que se van, abrazos, extrañeza, la soledad.
De ahí que no haya escrito nada más que mierda melancólica este Abril. Aunque pensándolo bien es lo único que he estado haciendo durante estos meses.
Lo siento, es lo único que me sale, intentaré darle un poco más de variedad para que hayan diferentes clases de mierda. Creo que puedo hacerlo, lo tengo que conseguir.
Aunque es curioso que cuando me encuentre bien no tenga ideas para escribir, quizá esto sea mi única vía de escape, no entiendo mucho de eso pero soy demasiado responsable como para tirarme a las drogas o al alcohol xD.
Aun así estoy mucho mejor que hace un año, el tiempo parece que va cicatrizando un poco las heridas, creo que veo alguna luz al final del túnel aunque a veces la vea más cerca y otras más lejos, pero ya no es todo oscuro. La vida, cruel ella, me sigue dando otra oportunidad, guiándome, enseñandome, haciendo que la viva como nunca antes. Aprendiendo de las personas, de la vida, de los momentos buenos y también de los malos, porque ambos son igual de válidos. Aprendiendo y viviendo.
Hace un año dejé lo que había estado siendo mi vida hasta ese momento y este mes me vuelve a golpear como martillo en un yunque, un regalo de aniversario.
Como decía Sabina al empezar la canción en un concierto: ¿Quién coño me ha robado el mes de Abril?

miércoles, 18 de abril de 2012

Una de entre un millón


Hay personas que están obsesionadas con encontrar el amor de su vida y todo gira alrededor de ese deseo. Dicen que el amor llega cuando no se busca, todo el mundo lo repite, pero lo cierto es que hay quienes no podemos vivir sin demostrar cariño día a día y deseamos poder encontrar a esa persona ideal.

Si has tenido la suerte de no encontrarla todavía, sólo te queda esperar, conocer a gente y puede que algún día aparezca tu media naranja. Lo mejor y lo peor es que cada persona es diferente y no todas buscan o valoran lo mismo. No conoces esa sensación por lo que no la echas de menos.

Si por el contrario has tenido la mala suerte de tener a tu pareja ideal y la has perdido ... entonces estás jodido. Estás jodido porque, con cada relación, sin quererlo empiezas a comparar, ves que lo que tenías no tiene nada que ver con lo que tienes ahora. Que la forma de hacerla reir ya no sirve, que cuando te despides y miras atrás la puerta ya está cerrada. Que el juego y la complicidad que tenías ya no existe. Que cuando la ves venir hacia a tí no ves ese brillo que te enamoraba en sus ojos ni esa sonrisa que te derretía. Que no sientas lo mismo cuando le das un abrazo. Tampoco es igual la forma de besar, ni su sabor ni su olor.
Echas de menos esos detalles que la hacían única y la acababan haciendo parte de tí, cada vez calando más hondo. Saber lo que piensa, lo que quiere, lo que no le ha hecho gracia o si se lo está pasando bien con solo una mirada.

Que estés deseando abrazarla, mirarla y que venga llorando a abrazarte.

Empiezas a creer que la suerte que tuviste entonces es probable que no la vuelvas a tener de nuevo. Porque como ella no hay muchas, en estos tiempos sombríos donde priman otros intereses y otra forma de ver la vida. Para mí ella es la "una entre un millón" porque aunque tenga sus defectos y no haya sido fácil saber llevarla, tiene todo lo que yo quería y eso me compensaba.

Me pongo a pensar y a raíz de perder lo que más quería me ido volviendo más desconfiado, exigente y más intolerante, quizá por miedo a volver a sufrir ese dolor afilado. 
Debió de ser eso por lo que perdí a otra persona a quien quiero mucho y es diferente a los demás. Quizá no pude verlo entonces y puede que me equivocara, pero ahora sé que para que haya otra como ella tienen que nacer un millón más.

Así que seguiremos viviendo, jugando a la ruleta rusa del amor.

martes, 17 de abril de 2012

Sabrás


Sabrás
que el tiempo no pasó
en balde para mí
lo que hubo entre los dos
se hizo polvo así.
Y aunque volviera a ver
las luces de tu voz
no volvería atrás.
No más, no más.

La nieve que cayó

pronto derretirá
trocitos de este amor
hasta convertirse en escarcha
Y el tiempo curará
y el tiempo aliviará
pero el tiempo no me hará
olvidarte amor.

Dime por qué

quererte tanto así
me hizo tanto amor,
me hizo tan feliz,
me dio tanto dolor.
Y dónde se quedó
lo que fuimos tu y yo
al separarme aquí
de ti, de mi.

No quiero ni pensar

lo que será de mí
cuando no estés mi amor,
cuando no estés aquí.
Lloraré agua de mar
cuando no duermas junto a mí,
pero ya la lloré
cuando estabas aquí.

domingo, 15 de abril de 2012

El paseo de las almas perdidas


En el paseo de las almas perdidas la gente camina sin tener nada, es un sitio oscuro de color tristeza con mucha neblina y todos pululan con la desilusión brillando como su aura.
En este sitio no hay lugar para puestas de sol, pelis con sofá o paseos agarrados del brazo. No hay amor ni ilusión ni esperanza, lo han perdido todo.
Aquí no se ven besos, ni abrazos, ni viejos sonriendo, ni un perro blanco, ni paseos por el puerto, ni alegría, solo risas rotas.
Estando sentado en el banco me pongo a pensar que debería haberla cuidado más, no ser tan egoísta ni tener tanto miedo. Debería haber hecho muchas cosas que no hice, me hubiera gustado quedarme allí con ella, cogerle la mano cuando el sol se ponía detrás de la montaña y decirle que la quiero. Decirle que no encontrará a nadie mejor que yo, que la entienda y la haga reír como yo. Mirarla a los ojos y llorar con ella.
Parado aquí mirando el mar añil pasan por delante de mi todas estas almas apenadas con rumbo incierto y aunque me propongo no ser una de ellas noto como una parte de mi ya ha desaparecido y donde antes tenía el corazón, ahora solamente hay un lugar vacío, que va creciendo como un cáncer.
Estoy muy cansado, me levanto y camino hasta el final del espigón donde rompen las olas, el salitre se pega en mi cara y me inclino un poco mirando las rocas. Entre el fuerte viento y el ruido del agua escucho una voz suave que me llama por mi nombre, viene del mar y quiere que me reuna con ella, me dice que no tenga miedo.
Me giro un segundo y observo a todas esas personas, ninguna parece fijarse en mí. Hace frío y las lágrimas me caen por las mejillas, vuelvo a mirar al agua y vuelvo a oír la voz.
Sería tan fácil dejarme caer y fundirme con el mar, terminar con todo, ella me lo pide, sería tan fácil ...
Todavía oía la voz mientras regresaba otra vez al banco a esperar ver una luz que me salvara y me sacara del paseo de las almas perdidas.

viernes, 13 de abril de 2012

Zonas de tristeza


Hoy me ha vuelto a pasar una de esas cosas en que no puedo dar una explicación lógica.
No sé si alguien lo ha experimentado alguna vez en su vida o soy yo que soy más raro que un perro verde, la cuestión es que al pasar esta mañana por un sitio me ha invadido una tristeza terrible; es como un calor que sube por el estómago hacia la cabeza, como un tsunami que avanza incontrolable  y hace que se me caigan las lágrimas, es una sensación de pena, de aflicción, de amargura inexplicable.
Da igual si voy en coche o moto, si voy con música o sin, si estoy alegre o triste, si es por la mañana o por la tarde ... Es la cuarta vez ya que me ocurre, es en autopista dirección Inca y casualmente siempre en un lugar en concreto.La primera fue en el 2009 y lo curioso es que he pasado por ahí muchas veces más y no he sentido nada, por lo que se me hace muy extraño. Tampoco el lugar tiene un significado especial para mí.
Esta mañana incluso ni me acordaba ya de los incidentes anteriores por lo que no voy ni condicionado ni sugestionado. 
Son unos 5 segundos de vacío intenso y después de eso, así como ha venido se va.

Podría pensar que tengo la cabeza peor de lo que creía; o que soy muy sensible; o que en esa zona alguna vez murió alguien y cuando estoy más receptivo capto la impregación del lugar; o que vuelvo a perder a alguien y mi yo profundo se pispa del asunto ... por pensar que no quede.
Lo más probable es que sea una casualidad, curiosa y cruel, pero casualidad.