viernes, 25 de mayo de 2012

El mosquito Kike


Alguna vez en tu vida te ha tenido que pasar que al estar durmiendo te venga a visitar por la noche el mosquito Kike. Ese pequeño bastardo que viene a tu oreja a decirte que, quieras o no, te va a chupar la sangre y no podrás hacer nada por evitarlo. Se permite el lujo de despertarte para que no le resulte tan fácil picarte, es un cabrón.

Estaba teniendo uno de esos sueños eróticos que tanto me gustan cuando de repente algo en mi oreja zumbó. "Mierda" pensé, di un par de manotadas al aire con la esperanza de ahuyentarlo y volver con mi dulce sueño verde. Duermo solo en calzoncillos ;) , estaba destapado porque ya hace calor y me tapé para que Kike no me picara por el cuerpo.
Intenté dormirme de nuevo cuando lo volví a oír, esta vez incluso se metió en mi oreja haciendome unas molestas cosquillas. Rápidamente me pegué una torta de dormido en la oreja con la mano izquierda y en ese momento empezó mi cacería.

Miré el móvil y eran las 4:32h, misteriosamente se me conectó el WiFi y empecé a recibir Whatsapps y correos Spam. Encendí la lámpara de pie e intenté buscarlo, pero no podía abrir los ojos todavía hasta que no se me acostumbraran a la luz. En ese momento me picaba todo el cuerpo, ese efecto psicológico en el que también parece como si se posara algo en la piel, miras y no hay nada.

Cuando ya no me molestaba la luz me levanté y empecé a hacer un escaneo de todo el techo, vi pequeños puntos negros, manchas ... pero ni rastro de Kike. No me puse las zapatillas y pisé un puto tornillo de esos que se utilizan en los ordenadores, no sé que coño hacía uno de ellos en el suelo pero empecé a dar pequeños saltitos a una pata maldiciendo en arameo a la puta tornilleria informática.

Después de dos patrullas me metí en la cama y lo esperé pacientemente: estaba decidido a darle muerte sólo por sacarme de mi maravilloso sueño. Me empezó a entrar hambre, algo malo para poder dormirme después. Uno, cinco, diez minutos ... Y cuando habían pasado unos quince vi al hijoputa acercarse a mí con un vuelo provocativo, casi lo oía como me decía: "No me pillaras y sabes que me voy a poner 'to' ciego a tu costa". Se acercó demasiado y lo tuve a tiro, así que con gran maestría de mierda pegué dos palmadas al aire y vi como se alejaba haciendome burlas. Me levanté corriendo pero la luz de la lámpara no era suficiente y lo perdí de vista. Fui a encender la luz y volví a pisar el maldito tornillo que no recogí antes, así que está vez lo tiré a la basura lanzándole bonitos piropos.

Por fin ya con luz en todo el cuarto ya pude patrullar con más campo de visión pero era inútil, se había escondido hábilmente por algún lugar y seguramente se estaría descojonando de mí. Quien diga que los mosquitos no son inteligentes es que no conoce a Kike.

A las 5:53h, se volvió a acercar como si se estuviera aburriendo y quisiera darle más emoción a su corta vida. Esta vez se posó en la pulsera que me regaló Viviana (que está a punto de romperse, ya solo se me aguanta con un hilito). Lo vi alejarse de nuevo mientras me pegaba otro tortazo en el brazo. Desapareció otra vez y me levanté retándolo a un duelo a muerte, hice la última ronda pero no apareció.

Ese mosquito cornudo me despertó de un sueño, me tuvo en vela dos horas, hizo que me pegase dos manotazos y que pisará un tornillo dos veces ... me puse a pensar y decidí que esta noche se había ganado el derecho a picarme.

Mañana iré a comprar un anti mosquitos y seré yo quien me ría soñando cosas verdes.

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